Son muchos los críticos que describen “1Q84” como una de las obras mayores del autor japonés Haruki Murakami, una novela publicada entre los años 2009 y 2010 en tres libros, con claras referencias a la novela de George Orwell, 1984. Para empezar, el título, “1Q84” se explica porque en la lengua japonesa natal del autor, la letra Q se pronuncia igual que el número nueve. Y aunque no se detienen los paralelismos con el título, o con la presentación de mundos distópicos, también presenta sus divergencias.
Hay quienes califican “1Q84” de novela excéntrica y de thriller y la relacionan con la trilogía de Stieg Larsson, “Millenium”. Concretamente relacionan el personaje femenino principal de Murakami, Aomame, con la Lisbeth de Larsson, pues las dos son unas auténticas justicieras frente al machismo imperante. Y es que “1Q84” aborda temas tan interesantes como el vacío existencial, la soledad de las actuales sociedades altamente tecnificadas, la violencia patriarcal, los peligros del sectarismo político y de las creencias religiosas…
“1Q84” es un mundo duplicado, el reverso del Japón de 1984, que parece estar en otro plano dimensional, un plano lleno de misterios. Porque lo extraño sumado a lo poético impera en la mayoría de las obras de Murakami y en “1Q84” el realismo mágico rebosa por todos los poros de la trama. De hecho, la novela está dividida en dos tramas paralelas iniciales, una protagonizada por Aomame, una preparadora física y asesina de hombres violentos y maltratadores, que trabaja para una organización secreta, y otra protagonizada por Tengo, un profesor de matemáticas que ambiciona ser un gran escritor. Los dos personajes, en apariencia tan opuestos, se ven sumergidos inconscientemente en el mundo misterioso y paralelo de “1Q84”, un mundo proyectado a su vez en una novela titulada “La crisálida de aire” que Tengo está reescribiendo y en donde se pueden apreciar dos lunas en lugar de una sola. En el tercer libro se añade una tercera trama protagonizada por Ushikawa, un personaje peculiar y estrambótico más.
“1Q84” es una novela densa, intensamente detallista en sus descripciones, llena de un lirismo fascinante e impregnada de constantes referencias culturales universales, que en ocasiones se centran en la historia del Japón, para envolver la trama en una especie de banda sonora y contextual impresionante.
Sin embargo, “1Q84”, a pesar de toda su poética y perfecto estilismo, se va desinflando ligeramente a medida que avanza la novela y va apareciendo el tema de la persistencia del amor a lo largo del tiempo, un tema percibido con mucho más optimismo que en la novela de Orwell, al volcarse Murakami en exceso en la búsqueda del amor romántico. En Orwell el amor no es ningún elixir salvador mientras que en Murakami sí… Por otra parte, el misterio en torno a la Gente Pequeña, contrapuesto al Gran Hermano de Orwell, queda en el aire, o no tanto, si entendemos “1Q84” en clave alegórica. El mundo de “1Q84” es el mundo de la ficción en el que todo puede pasar. Un mundo creado a partir de la historia de “La crisálida de aire”, una historia dentro de otra historia que dota a toda la novela de un oscuro surrealismo que puede dejar a muchos desconcertados, cierto, pero es precisamente a través de la metaliteratura que Murakami consigue adentrarse en un acertado análisis de todos los males que aquejan a la sociedad post-industrial, lo que lo convierte en uno de los más grandes autores universales del momento, al menos para muchos.
El auténtico significado de la novela se centra en el poder de las historias, de la ficción, de las novelas y en su capacidad para transformar la realidad…
Autor reseña: Maite Mateos
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