Traducida también como “La chica italiana” y publicada en 1964, “La muchacha italiana” es una de las novelas menores y poco conocida de la autora irlandesa, Iris Murdoch, escrita en una etapa en que estaba experimentando con los motivos de la novela gótica y que adaptó para el teatro con la colaboración de James Saunders, para estrenarse por primera vez en 1967.
Según la mayor parte de la crítica, “La muchacha italiana” es un romance gótico de corte realista, aunque la misma autora rechazara esa denominación. En realidad, lo que quiso hacer Iris Murdoch es utilizar los elementos propios de las novelas góticas, como contextualizar la historia en una gran mansión y describirla con toques de misterio, aislamiento y lúgubrez, para crear un ambiente claustrofóbico, paralelo al estado psicológico de sus personajes, con objeto de advertir de los peligros de aislarse espiritualmente, centrándose en las propias fantasías, en el egoísmo, sin ser capaces de comprender los criterios y las inquietudes de los demás y de respetarlos. Pero de hecho, es una novela que abarca diversos temas, como la relación entre la moral y el arte, la creatividad, las diferentes percepciones de la realidad, la relación entre hermanos, el sufrimiento, las personas desplazadas…
“La muchacha italiana” se caracteriza por tener un narrador masculino en primera persona, Edmund, como prototipo de antihéroe, al mostrarnos sus debilidades y su incapacidad para ver a los demás y el mundo que le rodea tal y como es. Edmund, al igual que su hermano Otto, fue criado por una sucesión de empleadas italianas. Edmund es un artista que está lleno de dudas, temores, inseguridades y tras la muerte de la madre, una mujer muy dominante, regresa a la casa familiar, donde la última de las sucesivas empleadas italianas, le enseñará a mirar y comprender su entorno o a los demás, le enseñará a amar y a ser libre, entablando con ella una relación sentimental, pese a la diferencia de edad y aunque ella no sea más que un sustituto de la madre, le enseñará también a superar su egoísmo, sus inseguridades y su visión egocéntrica y patriarcal respecto a las mujeres.
Autor reseña: Maite Mateos
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