UNA PEQUEÑA DOSIS DE ESPERANZA

LOS TESTAMENTOS – MARGARET ATWOOD

Autor reseña: Maite Mateos

Editada en 2019, treinta y cuatro años después de la publicación de “El cuento de la criada”, “Los testamentos” se ha presentado como una secuela, una segunda parte o el final de una bilogía que para muchos es más que una pura ficción especulativa y se ha convertido en un paradigma del movimiento feminista. A algunos les ha decepcionado porque se les antoja que carece de la profundidad reflexiva, la conciencia política y la mordacidad que imperaba en la novela primigenia, mientras que para otros es una actualización necesaria de los mensajes de la primera.

La escritura de Los testamentos, según algunos, nace de la serie televisiva que siguió a la primera novela, pero aunque se alimenta en parte, adquiere carácter propio y diverge en buena parte, siempre de la mano de la extraordinaria escritora canadiense Margaret Atwood que, sea como sea, logra construir un buen thriller y continua la trama de la distopía de género planteada en la primera novela, situándola quince años después, en la república teocrática de Gilead, una vez más.
En “Los testamentos” aparecen tres voces femeninas narrativas diferentes que mantienen el carácter testimonial de “El cuento de la criada”, donde solo hay una voz narrativa. De hecho, la utilización de esas tres voces enriquecen la historia centrada ahora en explicar como cayó Gilead, un espeluznante país donde el sometimiento de la mujer al hombre alcanza unos niveles atroces.
“Los testamentos” es una reflexión acerca del mal, la tiranía y del alcance de la tolerancia o la indiferencia de aquellos que no son sus víctimas directas. Puede que la autora haya cedido a las presiones de sus lectores y haya dotado a la historia de un final excesivamente heroico y poco creíble para el gusto de algunos, que esperaban un mensaje más contundente y realista acerca de como hacer posible la caída del patriarcado, perdiendo de vista que Gilead no es más que una de las facetas más cruentas del patriarcado, no el patriarcado en sí, y que Margaret Atwood tiene todo el derecho a jugar de vez en cuando, un poco a favor de sus personajes femeninos ¿o es que hasta en la ficción la mujer tiene que llevarse siempre la peor parte? Una pequeña dosis de esperanza no hace mal a nadie.