EL ENIGMA DEL SER

HAMLET – WILLIAM SHAKESPEARE

Autor reseña: Maite Mateos

Se trata de una de las obras teatrales más afamadas y representadas del mundo. Todos conocemos en mayor o menor medida su argumento, la historia de un príncipe de Dinamarca que quiere vengar a su padre asesinado, pero duda y pronuncia la célebre disertación que comienza con las palabras “Ser o no ser…”.
Escrita entre 1598 y 1603, en el contexto del teatro isabelino y más bien a principios del siglo XVII, “Hamlet” ha sido considerada tradicionalmente como la gran tragedia de venganza. Surge de una leyenda medieval escandinava. La leyenda estaba extraída de un libro escrito en latín en el siglo XIII por Saxo Gramaticus, titulado “Gesta Danorum” que fue traducido y publicado en Inglaterra en 1514. La “Gesta Danorum” contenía un texto llamado “Vita Amlethi”, traducido como la vida de Amleth, muy accesible en la Inglaterra de Shakespeare, hasta el punto que Hamlet / Hamnet se convirtió en un nombre muy popular en la época. Era una leyenda que narraba la locura fingida de un príncipe tras el matrimonio de su madre con un rey usurpador del que Amleth desea vengarse. Pero esa historia tiene un final feliz.

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En 1572 La “Vita Amlethi” fue traducida al francés por François de Belleforest que la incluyó en el Volumen V de sus historias trágicas. En esta versión la historia de Amleth aparece enriquecida ya con el tema del conflicto interno, con la melancolía y la duda y es más que probable que Shakespeare la conociera.
Existía también un precedente trágico, hoy perdido titulado, “Ur-Hamlet” de autor desconocido, fechado en 1587 y representado en Londres en 1589, donde aparece por primera vez el personaje del fantasma que grita: ¡Hamlet venganza! Algunos estudiosos sugieren que podría ser una versión temprana del mismo Shakespeare y otros apuntan a otro dramaturgo llamado Thomas Kyd.
Entre 1603 y 1623 se publican tres variantes de la obra de Shakespeare, con el título original de “The tragedy of Hamlet, prince of Denmark”, pero probablemente se representa por primera vez en 1609. La obra consta de cinco actos organizados a modo de la tragedia clásica. Hay dos personajes llamados Hamlet. Por un lado está el espíritu del anciano rey Hamlet que desea ser vengado y por otro el príncipe Hamlet hijo. Tras su escenificación se convirtió rápidamente en una obra muy popular. Su lenguaje era considerado moderno e innovador para la época, lleno de ricas imágenes, metáforas muy elaboradas, juegos de palabras, tergiversaciones de sentido y creatividad en las estructuras gramaticales y en la combinación de la prosa y el verso no rimado.
Hamlet es una obra que despertaba y sigue despertando una gran fascinación por la ambigüedad y las complejidades de su protagonista. Hamlet contiene, además, una representación dentro de la representación en la que se escenifica la misma realidad que aparece en la ficción, difuminando así las fronteras entre el mundo de la realidad y el de la ilusión…
Realmente, la obra está envuelta en un clima enigmático que no facilita su interpretación, como la aparente locura de su protagonista o la posible implicación de la madre de Hamlet en el asesinato de su esposo, y las dudas de Hamlet al respecto, algo que según algunos críticos, tras la aparición del psicoanálisis de Freud, muestra claros tintes edípicos que la enlazan con la tragedia clásica de Sófocles. De hecho, mucho se ha escrito sobre la misoginia de Hamlet, que no responde a otra cosa que a la realidad social e histórica del momento en que fue escrita la obra. Los soliloquios de Hamlet destilan odio hacia su madre, Gertrudis, al creerla partícipe del asesinato de su marido, un odio extrapolado a todas las mujeres, incluyendo a Ofelia, la joven a la que amaba y con la que esperaba casarse. Ofelia no es más que el reflejo de la situación de la mujer en la sociedad isabelina, siempre sometida al control masculino. Ofelia representa el amor delicado, puro y romántico y por eso es preferible que sucumba a la locura y muera antes que caer en las redes de la realidad sensual y calculadora.
Por otra parte, se ha hablado mucho de Hamlet como el mito del hombre indeciso que duda entre lo que dicta la razón y la pasión, entre la ficción y lo real, duda que le conduce a la melancolía, al pesimismo, al escepticismo y a la desconfianza en el ser humano. Es una obra que plantea cuestiones existenciales y reflexiona en torno a la idea de que no existen verdades absolutas sino certezas relativas. Esta idea tiene sus raíces en los sofistas griegos, que a su vez se alimenta del milenario pensamiento oriental. En el siglo XVI el relativismo es heredado por Montaigne, entre otros humanistas y probablemente Shakespeare se empapara de ello…

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