RESISTIÉNDOSE A LA SEDUCCIÓN DEL AMOR ROMÁNTICO

LA PRINCESA DE CLÈVES – MADAME DE LA FAYETTE

Autor reseña: Maite Mateos

Publicada en 1678 en Francia, La princesa de Clèves ha sido considerada tradicionalmente como la primera novela moderna, anticipándose a lo que será la novela psicológica. Algunos la catalogan también como la primera novela histórica francesa pero, esa apreciación es en cierto modo polémica puesto que, aunque la trama está contextualizada en la corte de Enrique II de Francia, en pleno siglo XVI, su autora es prácticamente contemporánea a los hechos. Cierto que la novela fue publicada en un principio de forma anónima, pero rápidamente fue atribuida a Madame de La Fayette, autora que hoy es considerada como una de las precursoras del feminismo, que vivió en una época, la de la pre-ilustración, llena de tabúes respecto a las mujeres, lo que la obligó a publicar muchas de sus novelas de forma anónima o bajo seudónimos. La primera edición en la que consta el nombre de Madame de La Fayette como su autora es de 1780.

La novela alcanzó rápidamente un gran éxito comercial, fue muy leída en los salones literarios e inspiró grandes debates públicos acerca de su autoría y acerca de su trama.
Con reminiscencias del amor cortés, La princesa de Clèves es la historia de una pasión amorosa ilícita, la historia de un triángulo amoroso y la historia de resistencia a esa pasión.
¿Y por qué esa resistencia en un mundo en el que las relaciones emocionales, amorosas y sexuales surgen al margen de los intereses políticos, económicos, sociales y familiares? ¿Es una novela tan ejemplar y moralista como defienden algunos?
Encontramos en la novela el tema del tormento de los celos, la seducción amorosa y la idea del matrimonio como un mero instrumento político para afianzar la posición económica y social de una familia. Aparece también el mito del don Juan, encarnado en el duque de Nemours, un don Juan vencido…
La princesa de Clèves quisiera amar a su marido y no lo ama y a su pesar ama a otro hombre que también la ama. Y con todo, ella se resiste a ese amor “romántico”, a esa pasión que más que pasión reconoce como obsesión, una obsesión que bien pudiera ser efímera. Y ante tal pensamiento se obstina en no ceder, en no sucumbir a tales emociones, más por respeto a sí misma y a un sentimiento de culpa que por respeto a las imposiciones sociales. Y una vez libre de elegir ¿por qué volver a caer en la trampa de un matrimonio? La princesa de Clèves no opta por la represión o la indiferencia sino por la razón y la libertad.

La princesa de Clèves es la antítesis de la Madame Bovary de Flaubert, es una defensa de la razón por encima de la pasión y lo romántico. Es también una profunda reflexión acerca de la naturaleza humana y una crítica a la sociedad, a la ética colectiva del todo vale, por ilícito que sea…